Las civilizaciones antiguas registraron en tablas de piedra relatos del dolor y de los tratamientos usados: presión, calor, agua y sol. Los humanos primitivos relacionaban el dolor al diablo, la magia y los demonios. El alivio del dolor era la responsabilidad de los brujos, chamanes, sacerdotes y sacerdotisas que usaban hierbas, ritos y ceremonias como tratamientos. Los Griegos y los Romanos fueron los primeros en anticipar la teoría de la sensación, la idea de que el cerebro y el sistema nervioso tienen un papel en producir la percepción del dolor. Pero no fue hasta la Edad Media y hasta dentro del Renacimiento, en los siglos 1400 y 1500, que la evidencia en apoyo de estas teorías comenzó a acumularse. Leonardo da Vinci y sus contemporáneos llegaron a creer que el cerebro era el órgano central responsable por la sensación. Da Vinci también desarrolló la idea de que la médula espinal transmite sensaciones al cerebro.
En los siglos 17 y 18, el estudio del cuerpo y los sentidos continuó siendo una fuente de asombro para los filósofos del mundo. En 1664, el filósofo francés René Descartes describió lo que hasta la fecha aún se conoce como "vía del dolor." Descartes ilustró cómo partículas de fuego, en contacto con el pie, viajan al cerebro y comparó la sensación de dolor con el sonido de una campana. En el siglo 19, el dolor fue a habitar en una nueva morada, las ciencias, allanando el camino para los avances en la terapia del dolor. Los científicos médicos descubrieron que el opio, la morfina, la codeína y la cocaína podían usarse para tratar el dolor. Estos medicamentos llevaron al desarrollo de la aspirina, hasta hoy el analgésico usado más comúnmente. En breve, se refinó la anestesia general y regional y se aplicó durante cirugía. "No tiene más futuro que sí mismo," escribió la poetisa Americana del siglo 19 Emily Dickinson hablando del dolor. A medida que se desarrolla el siglo 21, sin embargo, los avances en la investigación sobre el dolor están creando un futuro menos sombrío que el descrito en el verso de Dickinson, un futuro que comprende un mejor entendimiento del dolor, junto con tratamientos muy mejorados para mantenerlo controlado. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor lo define como: Una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con daño tisular real o potencial o descrito en términos de tal daño. Es útil distinguir entre dos tipos básicos de dolor, agudo y crónico, porque tienen grandes diferencias. El dolor agudo, mayormente es consecuencia de una enfermedad, inflamación, o lesión tisular. Este tipo de dolor generalmente aparece abruptamente, por ejemplo, luego de un trauma o una operación, y muchos pueden acompañarse por ansiedad o angustia emocional. La causa del dolor agudo generalmente puede diagnosticarse y tratarse, siendo el dolor autolimitante, o sea que está confinado a un período de tiempo y gravedad dado. En algunas instancias raras, puede convertirse en crónico. El dolor crónico se considera ampliamente como el representante mismo de la enfermedad. Puede empeorar mucho debido a factores ambientales y psicológicos. El dolor crónico persiste durante un período de tiempo más largo que el dolor agudo y resiste la mayoría de los tratamientos médicos. Puede causar problemas graves para los pacientes, y a menudo lo hace.
Cientos de síndromes o trastornos dolorosos conforman el espectro del dolor. Existen los más benignos, sensaciones fugaces de dolor, como el pinchazo de un alfiler. Existe el dolor del alumbramiento, el dolor de un ataque cardíaco, y el dolor que a veces sigue a la amputación de un miembro. También está el dolor que acompaña al cáncer y el que sigue al trauma grave, como el asociado con lesiones craneanas y de la columna vertebral. No hay manera de decir cuánto dolor tiene una persona. Ninguna prueba puede medir la intensidad del dolor, ningún dispositivo para imágenes puede mostrar el dolor, y ningún instrumento puede ubicar precisamente el dolor. A veces, como es el caso con dolores de cabeza, los médicos encuentran que la mejor ayuda para el diagnóstico es la descripción del paciente del tipo, duración, y ubicación del dolor. Definir el dolor como agudo o sordo, constante o intermitente, quemante o persistente puede dar las mejores pistas para la causa del dolor. Estas descripciones son parte de lo que se llama historia del dolor, tomada por el médico durante el examen preliminar de un paciente con dolor.
Sexo y dolor
¿Cuál es el papel de la edad y el sexo en el dolor? Se cree ampliamente que el dolor afecta a los hombres y a las mujeres de diferente manera. Aunque las hormonas sexuales estrógeno y testosterona ciertamente juegan un papel en este fenómeno, la psicología y la cultura también pueden ser responsables al menos parcialmente de las diferencias en cómo los hombres y las mujeres reciben las señales de dolor. Por ejemplo, los niños pequeños pueden aprender a responder al dolor basándose en cómo son tratados cuando experimentan dolor. Algunos niños pueden ser mecidos y reconfortados, mientras que otros pueden ser alentados a ser fuertes y a descartar el dolor. Muchos investigadores están volcando su atención en el estudio de las diferencias de sexo y el dolor. Muchos expertos ahora están de acuerdo en que las mujeres se recuperan más rápidamente del dolor, buscan ayuda más rápidamente para su dolor, y tienen menos posibilidades de dejar que el dolor controle sus vidas. También es más posible que organicen una variedad de recursos: habilidades para sobrellevar, apoyo y distracción, con las cuales afrontar el dolor. La investigación en esta área está arrojando resultados fascinantes. Por ejemplo, los animales macho de experimentación inyectados con estrógeno, una hormona sexual femenina, parecen tener una menor tolerancia para el dolor, o sea que el agregado de estrógeno parece disminuir el umbral de dolor. Similarmente, la presencia de testosterona, una hormona masculina, parece elevar la tolerancia para el dolor en los ratones hembra: los animales simplemente pueden soportar mejor el dolor. Los ratones hembra privados de estrógeno durante los experimentos reaccionan al estrés de manera similar a los machos. Por ello el estrógeno puede actuar como un tipo de interruptor para el dolor, encendiendo la habilidad de reconocerlo.
Los investigadores saben que las personas de ambos sexos tienen fuertes sistemas analgésicos naturales, pero estos sistemas funcionan en forma diferente. Por ejemplo, una clase de analgésicos llamados opiáceos kappa se llama así por uno de varios receptores opiáceos con los que se une, el receptor opiáceo kappa, y comprende los compuestos nalbufina (Nubain®) y butorfanol (Stadol®). La investigación sugiere que los opiáceos kappa brindan mejor alivio del dolor en las mujeres. Aunque no se recetan ampliamente, los opiáceos kappa actualmente se usan para el alivio del dolor del parto y generalmente funcionan mejor en el dolor a corto plazo. Los investigadores no están seguros porqué los opiáceos kappa funcionan mejor en las mujeres que en los hombres. ¿Es porque los estrógenos femeninos los hacen funcionar, o porque la testosterona masculina impide que funcionen? ¿O hay otra explicación, como las diferencias entre hombres y mujeres en su percepción del dolor? La investigación continuada puede lograr un entendimiento mejor de cómo el dolor afecta a las mujeres en forma diferente que los hombres, permitiendo diseñar nuevos y mejores medicamentos para el dolor con el sexo en la mente.
Los investigadores saben que las personas de ambos sexos tienen fuertes sistemas analgésicos naturales, pero estos sistemas funcionan en forma diferente. Por ejemplo, una clase de analgésicos llamados opiáceos kappa se llama así por uno de varios receptores opiáceos con los que se une, el receptor opiáceo kappa, y comprende los compuestos nalbufina (Nubain®) y butorfanol (Stadol®). La investigación sugiere que los opiáceos kappa brindan mejor alivio del dolor en las mujeres. Aunque no se recetan ampliamente, los opiáceos kappa actualmente se usan para el alivio del dolor del parto y generalmente funcionan mejor en el dolor a corto plazo. Los investigadores no están seguros porqué los opiáceos kappa funcionan mejor en las mujeres que en los hombres. ¿Es porque los estrógenos femeninos los hacen funcionar, o porque la testosterona masculina impide que funcionen? ¿O hay otra explicación, como las diferencias entre hombres y mujeres en su percepción del dolor? La investigación continuada puede lograr un entendimiento mejor de cómo el dolor afecta a las mujeres en forma diferente que los hombres, permitiendo diseñar nuevos y mejores medicamentos para el dolor con el sexo en la mente.
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